Más allá de la cancha

 

Foto: The New York Times


De Australia.

Pudo ser una cuestión de suerte, casualidad o destino. De cualquier modo, la afición al tenis agradece aquel primer contacto que Barty tuvo con una raqueta. A los cinco años, a diferencia de su hermana, aficionada al balonred, Ash encontró en el tenis el amor que muchas sentimos por el deporte. Desde su primera visita al West Brisbane Tennis Center, el entrenador, Jim Joyce, advirtió el talento de la australiana. La pasión de Barty por el deporte era evidente, sin importar el clima o condiciones, la joven tenista se presentaba con suma determinación a cada entrenamiento. Un esfuerzo que, a los quince años, le valió lo que sería un augurio de su carrera. El mismo año que Petra Kvitová pusiera fin al reinado de las hermanas Williams, Barty se consagró campeona de Wimbledon en la categoría junior.

Entonces vino una inevitable racha de éxito, que siempre sigue al talento. Al año siguiente, en 2012, Ash entró en el top 200 de la WTA y, para 2013, alcanzó tres finales de Grand Slam en compañía de Casey Dellacqua. Una primera etapa de triunfos que, terminó por forjar los valores de Barty para competir. Sin el amor y diversión con la que comenzó su carrera, la joven estrella se alejó de las canchas de tenis por un tiempo. En aquel momento, como en años recientes, Ashleigh admitió sufrir estando lejos de casa, habiendo temporadas en las que apenas podía compartir tiempo con su familia. No obstante, año y medio después de aquella pausa, volvió a las canchas, en gran parte, gracias a su amiga y compañera, Dellacqua. Junto a ella, volvió a una final de Grand Slam, en el Rolland Garros de 2017.

A partir de ahí, vendría la consumación de su carrera. En 2019, regresaría a Francia, donde derrotaría a Vondrousova para conquistar su primer gran título. Estando en el top 20 del ranking, llegaría la pandemia, lo que le permitió descansar durante un año, reapareciendo en 2021. Diez años después de conquistar la categoría junior, Barty se proclamaría campeona de Wimbledon, una vez más, contra una tenista checa, en esta ocasión, Karolina Pliskova. Un momento que, en palabras de la propia Ash, representó un punto de inflexión. Con el sueño cumplido, la ambición por ganar pudo disminuir pero, no así el ritmo competitivo. El buen nivel que mantuvo sobre las canchas le permitió romper el letargo de más de 45 años sin que Australia tuviera una campeona en casa.

Aquella postal, con Barty ganando el Abierto de Australia a Danielle Collins, será con la que siempre recordemos la brillante carrera de una estrella que, en días recientes, ha decidido retirase. Una noticia que compartió por medio de una breve entrevista, cedida a su entrañable amiga, Casey Dellacqua. En ella, Ash expresó que, pese a mantener un cariño por el tenis, era el momento de avanzar hacia nuevos proyectos. Una declaración con una importante reflexión pues, además de entender la importancia de la pasión en todo lo que hacemos, Barty nos recordó que, no solo se trata del atleta que vemos alzar títulos, sino también de una persona. Una mujer que reconoce en el deporte una parte fundamental pero, no su vida entera; que seguirá disfrutando del juego, así como de otros proyectos. 

Al final, Ash lo tiene claro, lo más importante no es lo que ocurre en la cancha, sino afuera de ella. Quizá para gran parte de la afición se trate de una pérdida importante, retirándose como la No. 1 del mundo. Sin duda, 2022 pudo ser un año de grandes victorias para la australiana pero, ninguna que pueda compararse con la satisfacción de sentirse bien consigo misma. En una época donde a las figuras deportivas se les llena de responsabilidades, exigiéndoles siempre el máximo, Barty nos demuestra que el mundo, por más que lo parezca, no gira entorno al deporte. Hay personas, experiencias y emociones más allá de la línea de cal. Así que, aunque seamos nosotros los que decimos adiós, hoy Ash saluda al futuro con más optimismo que nunca.  


Información recuperada de:  Australia Open vía YouTube. 


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