La utopía del balón

 

Foto: Portalfield


Del mundo. 

Pocas futbolistas han revolucionado el futbol como Maribel Domínguez. En una época con pocas oportunidades paras las jugadoras en México, la máxima goleadora de la selección nacional, emigró a Estados Unidos para seguir jugando. Apenas en su primera temporada, Maribel fue premiada como la jugadora más valiosa (MVP) en 2002. No obstante, en 2003, la liga estadounidense desaparecería, dejando a la mexicana sin equipo. Un año después, el representante de Domínguez le presentaría una propuesta que pondría en jaque a todo el planeta. En 2004, el equipo de Celaya se encontraba en segunda división, por lo que deseaba contar en su plantilla con una futbolista de la calidad de Maribel, con quien podrían aspirar al ascenso.

La Federación Mexicano de Futbol no tuvo ninguna objeción pues, su reglamento no contemplaba ninguna prohibición al respecto. De hecho, el ordenamiento deportivo carecía de consideración alguna ante una situación como la que se presentaba. Sin embargo, la máxima autoridad del balompié, FIFA, se opuso al fichaje que amenazaba el orden futbolístico conservado hasta el momento. A fin de evitar cualquier precedente que amenazara la división tan marcada entre hombres y mujeres, el entonces presidente, Joseph Blatter, aseguro no estar en contra del futbol mixto, siempre que no fuera en competiciones reguladas por la Federación Internacional. La falta de argumentos era evidente pero, aunque Maribel no pudo fichar por el Celaya, ninguna contradicción le impidió seguir practicando futbol.

El mismo año, el Barcelona Femení estaba lejos de ser el equipo dominante de la actualidad. Tal era el caso que, incluso, el equipo blaugrana se juagaba el descenso aquella temporada. Entonces el destino de Maribel parecía escrito. Si no podía ayudar al Celaya a ascender, evitaría el descenso de las culés. Después de un debut en el que marcó un hat-trick, Domínguez fue pieza clave para que el Barcelona mantuviera la categoría, renovando con el club por una temporada más. Maribel afianzó su carrera en España hasta su regreso a Estados Unidos, donde se retiró en 2013. Su legado en el futbol sigue vigente, estando al frente de la sub-20 mexicana femenil, no obstante, aquel episodio en 2004 se ha convertido hoy en día en el inicio de una conversación pendiente en el futbol.

El futbol mixto es tratado muchas veces como algo imposible, utópico, aunque en los últimos años parece no estar tan alejado de la realidad. Recientemente, en 2020, la campeona del mundo en 2011, Yuki Nagasato firmó con el Hayabusa Eleven, equipo de segunda división en Japón. Entonces la futbolista declaró estar cumpliendo el sueño de jugar en un equipo masculino, sobre todo en relación a las condiciones que, todavía en la actualidad, son mejores para los hombres. Asimismo, Yuki reconocía que, con 33 años es posible no contar con el mismo rendimiento físico de algunos compañeros, sin que eso evite ser superior en otros aspectos. Sin duda, una de las ventajas para las mujeres de entrenar y jugar con hombres es el desarrollo de habilidades como la coordinación, calidad técnica o visión de juego. Por supuesto, aquello no impide que las mujeres destaquen en velocidad y fuerza, lo que las vuelve futbolistas más completas.

Otra caso que evidencia el desarrollo del futbol mixto es lo ocurrido en Países Bajos. Siempre visionarios, el futbol neerlandés, a mediados de 2020, bajo aprobación de la Real Asociación Neerlandesa de Futbol (KNVB), se permitió a las mujeres participar en equipos varoniles en todas las categorías amateur. Aquello implica que las mujeres podrán participar hasta la categoría sub-20 y equipos A en competiciones masculinas, apostando por una formación y crecimiento igualitario. La propuesta contó con una prueba piloto en la que participó la futbolista de 19 años, Ellen Fokkema. Las primeras impresiones fueron optimistas, aunque la temporada tuvo que ser interrumpida después de siete jornadas a causa de la pandemia. Meses después, en mayo de 2021, Ellen volvió a la cancha con sus compañeros del VV Foarút, para jugar en la novena división de Países Bajos.

Ante esta iniciativa, el especialista Juan Branz señala que, los argumentos basados en las diferencias biológicas entre hombres y mujeres ya no bastan pues, en realidad, nunca hubo pruebas para establecer que esto fuera impedimento para que hombres y mujeres participaran juntos. Sin embargo, las instituciones del futbol profesional insisten en un formato binario. Un caso reciente sobre las limitaciones que prevalecen en el deporte es el de la medallista olímpica de Canadá. La portera ganadora de oro en Tokio 2020, Rose Labbé firmó en 2018 con el Calgary Foothills masculino. En principio, el fichaje parecía marchar sin contratiempos, realizando la pretemporada con el equipo y disputando un partido amistoso. No obstante, previo al inicio del torneo, la Federación de Canadá notificó al equipo que, Labbé no podía participar.

Esto último suma al hecho de que, fueron las bases sociales, políticas y culturales lo que realmente impidió a las competiciones mixtas existir. Al respecto, la división de ramas en el futbol, y en el deporte en general, entre masculina y femenina, implica una limitante en el desarrollo de la identidad sexogenérica, volviéndola excluyente y exclusiva. No cabe duda que, el deporte es una herramienta formativa, y al ser el futbol el más popular de ellos, se ve influenciado e influye en las prácticas sociales. Además, el futbol mixto, en los último años, ya no solo se entiende como una opción en la que puedan participar dos sexos, sino como una posibilidad más amplia. Al hablar de equidad no solo se debe contemplar los géneros masculino y femenino, sino toda la diversidad que existe. Esto último, ha conllevado a una nueva pregunta en torno a la aceptación de personas trans.

Sobre esto, Alba Palacios, primera persona transexual registrada en el futbol español, menciona que, resulta insultante pensar en una categoría trans. En su lugar, así como ocurre con las edades, Alba destaca que podría tratarse de dividir las categorías de acuerdo a la musculatura pues, durante su proceso, la futbolista explica que, hubo momentos en los que comenzó a notar cambios pero, todavía contaba con cualidades más similares a la de los hombres. Otra dificultad que enfrentan las personas trans en el mundo del deporte es el rechazo tanto en equipos de hombres como de mujeres pues, erróneamente, se piensa que poseen una ventaja. Además, el registro inicial de sexo dificulta la participación de personas trans en los torneos, ya que no siempre es posible cambiarlo para participar en otra rama.

El tema podrá seguir sumando voces, argumentos, oposiciones y preguntas pero, incuestionablemente, el futbol mixto se vuelve cada vez más una opción factible. Es claro también que, a la par de esta idea, se han postulado otras opciones, como la posibilidad de un torneo donde se combinen los puntos obtenidos entre los equipos varoniles y femeniles de los clubes. Una iniciativa con la que se buscaría mejorar la inversión y condiciones entre equipos. En esencia, esto es a lo que aspira el futbol mixto, a una equidad en el deporte, de la que todos formen parte y permita elevar el nivel y calidad, técnico y humano, de las personas. El debate está abierto, con bandos a favor y en contra, que no deben perder de vista que lo único que se desea es hacer de la pelota algo universal.  


Información recuperada de: Latinus; Marca; Infobae; Diario AS; Diario AS. 


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