Soñar con mesura
De Manchester, Inglaterra.
La salida de Casey Stoney al finalizar
la temporada 20/21 ponía en jaque el futuro del United. Después de su ascenso y
dos temporadas en las que el equipo parecía estar cada vez más cerca de los
puestos europeos, Stoney parecía forjar el camino correcto sobre el cual las
del United podían alcanzar, eventualmente, un puesto entre las mejores. Sin una
plantilla de mucho presupuesto, Casey integró un vestuario compensado. A
diferencia del Chelsea, Arsenal o City que, temporada tras temporada buscan en
el mercado de fichajes a la próxima estrella del futbol mundial, el United cuenta
con una apuesta humilde. Una de las limitantes que entorpecían el deseo de
Casey pero que, impidió sentar las bases que ahora permiten a Skinner competir
en Inglaterra.
En la última campaña, los nombres de
Press y Heath encendieron la ilusión de una afición que, aunque agradecida por
el talento de las estadounidenses, reconocía la necesidad de un proyecto real. Las
intenciones de Casey siempre fueron las de un equipo competitivo, acorde a la
historia de un club como el Manchester United. No obstante, los sueños a largo
plazo pocas veces encuentran lugar en el futbol moderno, donde solo cuenta el
último partido disputado. De esa manera, las dos temporadas en las que el
United logró finalizar cuarto, con un panorama sin muchas opciones, Stoney dejaba
el banquillo. La incertidumbre que rodeaba al equipo se agudizó cuando fue
evidente el barco a la deriva al que Casey innumerables veces enderezó.
Mientras Lauren firmaba por el Chelsea,
el United seguía sin nadie para dirigirlo. Entonces, poco antes de iniciar la
presente temporada, ocurrió la contratación de Marc Skinner. El entrenador
volvía a la FA Women’s Super League después de su paso por el Orlando Pride. Pese
a su experiencia, la realidad del resto equipos, no daba espacio a las expectativas.
Su primer partido frente al Reading fue cauto, lo mismo contra el Leicester,
recién ascendido. Fue en la tercera jornada, frente al Chelsea, cuando el
United recibía su primer golpe. La goleada era inminente pero, algo ocurrió al
iniciar la segunda mitad que hizo poner en perspectiva el trabajo de Skinner.
El gol de Russo parecía en parte complicidad de una de las pocas debilidades
del Chelsea, como lo es su defensa pero, también recordaba la osadía de un
equipo con buenos gestos tácticos.
Dos fechas más tarde, se disputaba el
derbi de Manchester, lo que representó un punto de inflexión para ambas
escuadras. Mientras el City confirmó su mal estado, teniendo que remontar para
empatar un encuentro históricamente a su favor, el United sumó un punto que consolida
su constancia. De quince puntos posibles, han sumado diez, lo que las mantiene
un lugar por debajo de puestos europeos, meta que, si bien resulta importante,
no debería apresurase. El United tiene una idea clara, con un estilo vertical
definido, que permite a futbolistas con el perfil de Batlle lucir en el campo. Su
aprovechamiento de bandas, ayuda a romper las líneas del rival, aunque al mismo
tiempo las deja vulnerables en el fondo.
Si bien el balón resulta el protagonista del futbol, al United parece complicarle constantemente los partidos. Salir jugando con la pelota resulta difícil, y hasta peligroso en caso de existir un robo. El medio campo tampoco es muy virtuoso en cuanto a generación de juego, por lo que de no desplegar un ataque pronto, el contragolpe parece inminente. La mejor opción siempre son las transiciones rápidas, de pocos pases lo suficientemente largos. En cuanto a defensa, el United sufre como consecuencia de su propio estilo de juego. Un mal marcaje, aunado a las ráfagas al ataque, generan espacios que pocas perdonan. La revolución de las futbolistas resulta también excesiva, por lo que antes de aspirar a una competición mayor, se debe reducir la velocidad con el United ambiciona los resultados. Algo que Skinner parece entender, mostrando prudencia en sus metas, paciencia con los resultados y mesura en los sueños.
Comentarios
Publicar un comentario