Al futbol con pasión
De Lyon, Francia.
Pudo ser una noche tranquila para Monika
Mularczyk, quien apenas mostró el cartón preventivo en dos ocasiones. Sin
embargo, la templanza en el trote de la central poco tenía que ver con la rabia
de las veintidós futbolistas sobre el campo. En la tercera ronda de la fase de
grupos, el Bayern Múnich visitó el OL Stadium en una noche helada, con los
gorros y bufandas ocultando el rostro de los espectadores en la grada. Si el
nuevo himno del torneo tenía como propósito llamar a la batalla, lo ha
conseguido, pues en Lyon no hubo lugar para las treguas. Desde el minuto 1’ del
partido, la plantilla más galardonada en la UWCL se lanzó al ataque. Así
comenzaba el estira y afloja de las bávaras, que veían multiplicarse a Cascarino,
Van de Donk y Egurrola. Tal era el asedio que, poco paso para que Magull comenzara
labores en defensa.
El repertorio de la capitana alemana iba
desde las barridas milimétricas, hasta ese contacto tan polémico con el hombro.
Arrastrando el balón desde la izquierda, o recibiendo al centro, la neerlandesa,
Van de Donk, terminaba por chocar con la muralla en la que se transformaba
Magull. Mismo caso el de su compañera, Sarah Zadrazil que, en más de una
ocasión, se mostró descontenta con la árbitra. La intensidad del juego se
reflejaba en cada intervención de Zadrazil que, incluso pasada la media hora
del partido, con el marcador a su favor, mostraba signos de molestia. Con la
silbante, con sus compañeras, con el Lyon, con el frío. Entonces el coraje se
asentó sobre el campo, convirtiéndose en terquedad para unas, e impaciencia
para otras. El Bayern insistía en salir jugando aun con la presión alta sobre
su propio campo. En cambio, el Lyon, pese a los robos de balón y tiros a
puerta, se fue al descanso con el cero todavía en el tablero.
La segunda mitad siguió el ritmo de la
primera parte, aunque en esta ocasión, la efectividad del equipo local cobró
más pronto de lo esperado. Cinco minutos le bastaron al Olympique para empatar
el marcador. Las multicampeonas lo tenían claro, era su casa, sus reglas. Por
supuesto, el balón tampoco era el más dócil, por lo que después del remate de
Cascarino, tuvo que venir Janice para arremeter contra el esférico y mandarlo
al fondo. El empate seguía siendo un buen resultado para el Bayern pero,
habiendo tenido una oportunidad única para llevarse los tres puntos, el enojo
de Jakobsson en cada jugada frustrada, reflejaba el sentir del equipo. Apostando
más por el carácter que por su propia táctica, el Bayern parecía retener el embate
constante del cuadro francés. No obstante, a base de encontrar la calma, el
Lyon terminó ganando.
Nuevamente, con las revoluciones más calmas en el tiro de esquina, Henry logró descontar en los últimos minutos del partido. En la celebración, como desde su entrada al campo, el liderazgo de Ada Hegerberg se asomaba en un grito. La ganadora del Balón de Oro, alentó y dirigió a sus compañeras sin descanso hasta el silbatazo final. De esa forma, sin perder nunca la compostura, pese al caótico animo de las futbolistas, Monika restauró la cordialidad en el campo. Apretón de manos, algún intercambio de palabras, y la satisfacción de haber jugado con la intensidad que ameritan las noches como esta, noches de UWCL. Porque estas dos escuadras lo tienen claro, al futbol con pasión, sin eso, nada.
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