De Francia 2019




Día 28

Francia no cesa, en su memoria alberga recuerdos llenos de momentos históricos, nombres que quedarán grabados en la eternidad, una Copa del Mundo única, diferente. Este será el Mundial en el que Chile habrá participado por primera vez, en el que Tailandia supo lo que era gritar un gol con el mundo entero observando, en el que Argentina nos enseñó que nada está escrito, en el que España demostró que no hay rival tan grande para vencer ni reto tan pequeño como para subestimar. 

Un Mundial en que el que Marta nos recordó que el fútbol no distingue género alguno, pero depende de todos que el balón ruede en la dirección de la igualad; porque su hazaña va más allá de las canchas, está en su ejemplo, en su lucha, en su perseverancia. Francia ha sido testigo de la más grande y fiel de las aficiones, con los estadounidenses abarrotando los estadios, con la marea naranja inundando las calles, con la trompeta rugiendo ahí donde iban las tres leonas, con el baile y alegría de los nigerianos en el norte y en el sur, en el este y oeste. 

Ha sido el torneo de creer, de soñar, de arriesgarse, de correr y pelear cada balón como el último, de sentirse inspirado por Suecia, quedarse al filo del asiento con Inglaterra, de ahogar el grito de gol al ver a Italia, de dejar ir el aliento con cada jugada de Alemania. Han sido días de mirar en el mundo una luz, una esperanza, de saber que el fútbol continúa creciendo, que cada vez somos más los que nos abrazamos en una misma fiesta, los que rompemos los estereotipos y lo único que nos diferencia es la camiseta. 

Francia 2019 ha dado un paso al frente, cautivando a millones, reanimando pasiones, uniendo personas, motivando a niños y niñas a perseguir el sueño, cambiando el nombre a la espalda queriendo ser Martens, Morgan, Formiga, Magull. Porque incluso en su ausencia, Ada Hadagerberg ha estado presente, con ese espíritu invencible, con ese deseo de encontrar en el mundo las mismas oportunidades, de mirar en su sacrificio el de todos, el de todas. 

Una Copa del Mundo que acaba pronto, que extrañaremos por cuatro años pero, a la que llegaremos más fuertes, siendo mejores, y más, a la que conquistaremos como hemos conquistado Francia, de quien nos llevamos el valor para no rendirnos, las alegrías y tristezas para seguir creciendo, pero sobre todo, la promesa de no renunciar. Esta ha sido un Mundial para compartir y decirle a los demás, este es nuestro fútbol, un fútbol femenil, de ellas, de todos. 

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