El retorno de Raúl
De CDMX, México.
La afición mexicana se paralizó en
noviembre de 2020. Durante un partido entre el Wolverhampton y el Arsenal, Raúl
Jiménez se fracturó la cabeza en un choque con David Luiz. El mexicano caía
noqueado y la escena era escalofriante. Afortunadamente, Raúl logró volver, aunque
su retirada momentánea significó para la selección mexicana un letargo
insufrible. Sin Jiménez, la lista de jugadores para ocupar su lugar parecía
limitada. Finalmente, Martino apostó por la naturalización de Funes Mori, sin
que aquello sirviera como solución al problema. Lo cierto era que, desde el
exilio de Javier, Raúl se había convertido en el goleador indiscutible de
México. Su técnica de cabeceo, así como su facilidad para ubicarse en los
espacios y deshacerse de la marca, lo convirtieron en una pieza indispensable. Jiménez
llegó a influir a tal grado, que sin él se puso en duda la dirección del
"Tata".
El Tri comenzó a sumar una mala racha de
partidos, no todos perdidos pero, con la sensación de que algo faltaba. Después
de perder el histórico dominio en CONCACAF, el cuadro nacional carecía de argumentos
para sostenerse. Al menos hasta la última convocatoria, cuando apareció el
nombre de Raúl entre los llamados. Todo aparentó ser mejor al ver, con muy poca
sorpresa, que Jiménez arrancaba el encuentro como titular. El himno mexicano se
volvía a entonar en el Azteca, y ahí estaba él. El número '9' había regresado.
Lo hizo justo en el momento en el que se reconciliaba con el gol, ese que tanta
falta le hace a este equipo. No obstante, el segundo debut de Jiménez resultó
complejo. En frente, la que posiblemente sea la mejor versión de Canadá. Una
generación de jugadores liderados por Alphonso Davis, clave en el engranaje del
Bayern.
Es imposible saber en qué momento Canadá
comenzó a tocar entre líneas, meter pases filtrados y amenazar el área rival
con tanta facilidad, pero resulta más difícil negar su buena manera de jugar. Prueba
de ello, el número de veces que Ochoa tuvo que multiplicarse para defender el
arco. Laryea y Buchanan pusieron en suspenso al Coloso de Santa Úrsula pateando
muy cerca de los tres palos. Mientras, Vitoria sembró la duda en la afición,
cuando marcó el empate del encuentro. Aún con ello, Jiménez demostró su
habilidad para moverse en el campo, manteniendo vivo el entusiasmo de las
gradas. Sánchez marcó para México pero, las miradas permanecían en Raúl. Lo
intentó de cabeza, recorrió gran cantidad de metros en busca de una oportunidad,
e incluso vio anulado un gol, aunque nada eso pudiera evitar la división de
puntos.
Por ahora, el daño que produjo la visita de Canadá es evidente. El Tri logró mantener el invicto en casa pero, no el liderato en la clasificación. Además, para sumar a la crisis de la selección, el grito homófobo se hizo presente en el Azteca, lo que ocasión la suspensión temporal del partido. La Federación no ha logrado erradicar tan reprobable conducta, con el riesgo constante de recibir una nueva sanción, que podría, en el peor de los escenarios, dejar a México fuera del Mundial. Es verdad que, el arbitraje tampoco fue perfecto, pero poner al central como excusa solo demerita más la caída en picada de un equipo que no gusta, ni gana. Pese a todo, al Tri le queda un consuelo pues, el número ‘9’ ya viste de verde, y siempre ha sido muy puntual con sus goles.
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