De Tokio 2020 (en 2021)
Jornada 6.
Ha sido en tierras
niponas donde la selección de Canadá ha alcanzado la gloria del oro olímpico, fue
en el estadio de Yokohama donde hemos visto desvanecerse a Suecia, y seguirá
siendo Japón una nación parteaguas en la historia del cuadro estadounidense. Fue
en 2011 cuando la selección de los Estados Unidos (EEUU) escribió su primer
capítulo compartiendo escena con el país del sol naciente. Desde entonces, las
hoy dirigidas por Andonovski, han mantenido una relación agridulce con las
niponas. Su más reciente episodio se traduce en un bronce con muchas
interrogantes en él. Las favoritas a dominar el torneo veraniego han tenido un
paso irregular por Tokio, con más derrotas de las que se pudo predecir.
Pocas son las veces
en las que un tercer lugar es tan competido, tan deseado. La medalla de bronce en
los Juegos Olímpicos (JJOO) es una de esas preseas por las que, hasta las
campeonas del mundo, compiten. Aún cuando se ha subido a lo más alto del podio,
el partido por el tercer lugar representó para las estadounidenses una oportunidad
de reivindicación. Sin embargo, pese a colgarse una medalla más, Australia evidenció
la actualidad del cuadro de las barras y las estrellas. Las Matildas, sin
tampoco dominar el juego por completo, lograron romper con el equilibrio de las
norteamericanas, marcando tres tantos en la portería rival, apenas uno por
debajo en el marcador. Fueron Lloyd y Rapinoe quienes, cargadas de experiencia
y talento, resolvieron con un doblete cada una el encuentro. Así, EEUU enmendaba
parte de la expectativa no cumplida.
Sin embargo, las
estadounidenses no fueron las únicas que vieron frustrado su objetivo. Suecia,
que goleaba a las favoritas, solucionaba cada partido en tiempo reglamentario y
presumía de un banquillo altamente eficaz, fue superada por la perseverancia de
Canadá. Ni Rolfö, ni Jakobsson, ni Seger, ni Andersson, lograron ser factor en
las diferentes zonas del campo, solo Lindahl fue capaz de sostenerse bajos los
tres palos, e incluso eso, no fue suficiente. Imposible llamar fracaso a la
segunda medalla de plata obtenida por Suecia en menos de diez años pero, sin
duda, se trata de una generación de futbolistas en su ocaso, con títulos pendientes
y un reloj en contra. La derrota fue igual de agridulce para todas, orgullosas
de su trabajo, frustradas por el resultado pero, si alguien ha encontrado en
Tokio otra noche amarga es Magdalenda Eriksson, quien suma su segunda derrota
en una gran final en menos de un año.
En contraste, por
todo lo alto, celebra Canadá. El equipo dirigido, comandado, gestionado por la
mujer que se ha posicionado como una de las mejores directoras técnicas del mundo,
Bev Priestman. Por primera vez, el cuadro canadiense logró ver izada su bandera
sobre las demás, mientras las notas de Calixa Lavallée se elevaban hasta el
otro lado del mundo. La leyenda de Sinclair no pudo tener mejor final con su
selección al obtener, después de dos bronces, su primer oro en futbol. Una
medalla que soportó dudas, derrotas, que superó toda clase de rivales, que
prevaleció frente a las ráfagas de ataques, ante la prolongación del tiempo,
que supo reconocer sus defectos y abrazarlos, sus virtudes y potenciarlas. El
único equipo que, partido a partido, ganó confianza, la que se necesita para decidir
su destino y escribirlo con letras doradas.
Así se despide el futbol femenil de Tokio 2020, una justa olímpica que ha hecho su espera valer la pena, que ha regalado historias para memorar, que ha superado las expectativas como solo la magia de este deporte lo sabe hacer. En el recuerdo quedará Japón, que luchó con honor hasta su despedida; Países Bajos, como una promesa por cumplir; Brasil, con su alegría irrevocable; Gran Bretaña, de un provenir expectante; Australia, presente del futbol. Japón dice adiós con un bronce, excelencia nata de las estadounidenses; una plata, compromiso total de las suecas; y un oro, sueño absoluto de las canadienses. Se cierra otro capítulo del futbol, se consagran ídolos, y comienza otro ciclo, con París como escenario para nuevas estrellas, que harán brillar más que nunca la ciudad de las luces.
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