La monarquía del deporte

 

Foto: Infobae

De Europa. 

En el mundo deportivo, la realeza no la conforman herederas al trono o príncipes montados a caballo. Lejos de los rigurosos protocolos y accesorios brillantes, la grandeza de los y las deportistas reside en su talento. A diferencia de la Reina Isabel II, Pelé no fue coronado en la Abadía de Westminster, incluso sin corona, O Rei fue consagrado en el estadio Azteca, tras un torneo espectacular, que resultó en su tercer Mundial. Lo mismo que, Su Majestad, Roger Federer, que no perteneciendo a ninguna Casa Real, ha conquistado el mundo del tenis de la misma manera en que grandes reyes extendieron su reinado a través de la historia.

No obstante, hoy en día, existen princesas, príncipes y duques que se mantienen cerca del deporte, incluso algunos, honrando la historia de su familia con gestas modernas, propias de los y las atletas. Tal vez el actual monarca de Países Bajos, el Rey Guillermo, no recorre las calles hasta el estadio como los cientos de aficionados que conforman la Marea Naranja, sin embargo, su afición y lealtad por el futbol es evidente. En diversas ocasiones el rey de Países Bajos ha presenciado desde el estadio victorias y derrotas la Naranja Mecánica, tanto varonil como femenil. Basta recordar la visita al vestuario de las subcampeonas en Francia 2019, que el Rey Guillermo y sus hijas, las princesas Amalia y Ariane, realizaron después de la final celebrada en Lyon. Además, la heredera al trono neerlandés practica diversas disciplinas, entre las que se encuentra el judo, hockey y equitación.

Una participación más activa es la que mantienen ciertos miembros de las familias reales que cumplen con protocolos dentro de la premiación en algunos certámenes. Tal es el caso del rey y la reina de España. La actual Copa del Rey en España era originalmente llamada “Copa de S.M el Rey Don Juan Carlos I”, siendo entregado el trofeo por el monarca español. Por esa razón, el Rey Felipe VI se presenta cada año a la final del torneo, pese a no ser siempre bien recibido, sobre todo cuando gran parte del barcelonismo comparte las ideas independentistas de Catalunya. Lo mismo ocurre con la Reina Letizia, que se ha convertido en la encargada de entregar la Copa de la Reina, aunque sea la número ‘11’ del equipo culé, Alexia Putellas, quien porte el título de La Reina de la Copa. Además, la princesa Leonor y la infanta Sofía comparten el gusto por el futbol, siendo seguidoras del Atleti y Real Madrid respectivamente, llevando la rivalidad madrileña hasta el Palacio de la Zarzuela.

Hasta la edición 134ª de Wimbledon, el Duque de Kent ha cumplido durante décadas con la entrega del trofeo en la categoría individual masculino, mientras, la Duquesa de Cambridge, ha hecho lo propio en la categoría individual femenil. Sin duda, la Casa de Windsor es una de las más presentes en el deporte, siendo recordada por algo más que la participación de la Reina Isabel II, a lado de James Bond, en la inauguración de los Juegos Olímpicos. Sin ambicionar los reflectores, la Princesa Ana es una de las royal más interesantes y destacadas, llegando a participar en los JJ. OO de Montreal en 1976, dentro de la disciplina de equitación. Una pasión heredada a su hija, Zara Phillips (recordando que, su Alteza Real optó por no conceder títulos a ningún hijo o hija), quien formaría parte del equipo de equitación que obtuvo plata en las olimpiadas de Londres 2012.

Otros miembros reales como Alberto de Mónaco o Federico de Dinamarca han incursionado en diversas disciplinas, aunque ninguno haya llamado la atención como lo ha hecho el Príncipe George. El cuarto en la línea al trono de Inglaterra, aún vestido de traje, se ha convertido en un fiel aficionado del combinado nacional inglés, dejando postales de euforia y decepción en la final perdida de la Eurocopa 2020 (nombre oficial de la competición) en Wembley. Posiblemente, el también aficionado del Aston Villa, no será la próxima estrella del futbol mundial pero, algún podría encabezar, como su padre, la Asociación de Futbol en Inglaterra. Después de todo, quizá lo mejor de la realeza no sea heredar un reino de más de tres siglos, sino presidir y presenciar la coronación de los y las grandes prodigios del deporte.  


Información recuperada de: Infobae, Vanity Fair, Vogue, BBC, El País. 


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