De Tokio 2020 (en 2021)


Foto: Reuters / Amr Abdallah Dalsh
 


Jornada 3.

El futbol es un deporte de memoria corta, donde lo único que importa son aquellos últimos noventa minutos, sobre todo cuando se está en la cima. Ese es el caso de Estados Unidos, una selección acostumbrada a ser perseguida, y no a perseguir, como ahora parece deberá hacer. En el cierre de la fase de grupos, el cuadro de las barras y las estrellas ha tenido otra actuación por debajo de lo esperado, siendo un equipo de expectativas altas. Un empate a cero frente a Australia, ha dado a las Matildas la comodidad de avanzar, mientras a las norteamericanas las coloca en una posición, aunque no desconocida, fuera de lo habitual.

En cambio, las suecas parecen cada vez más cómodas como líderes de la competencia. Después de cerrar con un tercer triunfo la primera fase del torneo, el combinado de Suecia ha superado diversos escenarios, presentándose como el equipo más completo hasta el momento. Doblegar a las campeonas del mundo, esperar para remontar en el momento justo, y sumar confianza en su último partido del grupo, llevan al equipo capitaneado por Magda Eriksson por el camino más calmo posible, eso, aparentemente. Pues, del otro lado de la llave, tras despedir a una de las dos representantes latinoamericanas, el cuadro local de Japón buscará revivir su mejor futbol, aquel que, en su momento, logró lo mismo que Suecia: desbancar a la favorita.

Gran Bretaña y Canadá son dos equipos que, con un empate, sellan una primera fase contrastante. Mientras las británicas parecen venir a menos cada partido, el marcador igualado a uno, dota a las canadienses de una dosis de confianza oportuna. La selección de Canadá es, sin muchos reflectores, un equipo constante, acostumbrado a luchar hasta el final, por lo que sería irresponsable descartarlas. Lo mismo que a Países Bajos, campeonas de Europa y semifinalistas del mundo, quienes en tres partidos han honrado el bien recibido apodo de la Naranja Mecánica. Cual máquina demoledora, las neerlandesas se han encargado de frenar a las cariocas y derrumbar a Zambia y China. Principales candidatas, después de Suecia, en lo que va de la competencia.

Pese a una ligera desafinación frente a Países Bajos, la samba sigue sonando fuerte en tierra nipona. Difícil la lectura del último partido de las cariocas, que optaron por un escenario mesurado, venciendo apenas por la mínima al, ahora eliminado, seleccionado africano. Es verdad que, Zambia demostró ser más de lo esperado, abriéndose paso hasta la portería de las neerlandesas y sumando un punto frente a China, sin embargo, en su último encuentro, las brasileñas fueron implacables, negando una última alegría al único representante de África. Si la algarabía de Brasil ya se ha hecho presente en Tokio, es momento de las brasileñas para poner a bailar a rivales y afición, haciendo resonar su buena actuación.

Los cuartos de final perfilan encuentros inesperados, donde las grandes odas griegas pueden emularse. Dos históricas de la talla de Canadá y Brasil serán las primeras en decidir su destino, mientras las potencias en ascenso deberán refrendar el trabajo hecho hasta ahora, dando a Gran Bretaña o Australia la oportunidad de seguir soñando. Las suecas se medirán ante Japón en un escenario particularmente impredecible pues, si bien las gradas no corearan en favor de las niponas, la localía comienza a permear los Juegos Olímpicos, despertando en orgullo y competitividad nacional. Finalmente, han pasado dos años desde aquel partido en Francia, donde Países Bajos cayó ante el dominio estadounidense, no obstante, el contexto reciente de ambas selecciones las dejan en una posición sumamente equilibrada, perfecta para exorcizar recuerdos o romper que el letargo que sigue al éxito.


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