Primera base



Foto: Baseball History Comes Alive

De EE.UU. 

Desde el inicio de la guerra en 1939, diversos jóvenes beisbolistas habían abandonado los parques para enlistarse en el ejército. Para 1942, la Segunda Guerra Mundial había provocado la desaparición de diversos equipos de beisbol, por lo que la preocupación entre empresarios era creciente. La falta de partidos representó un duro golpe para el negocio del béisbol, las gradas vacáas se convirtieron en un problema económico, y la prolongación del conflicto amenazaba a las grandes franquicias. Fue entonces cuando Philip K. Wrigley decidió crear un nuevo torneo, esta vez, para mujeres. 

De esa manera, el propietario de los Cubs, en colaboración con la Universidad de Chicago, emprendió un proyecto de reclutamiento para jóvenes beisbolistas. De California a Washington, de Texas hasta Minnesota, 200 mujeres fueron seleccionadas para obtener un lugar entre las 60 que finalmente formarían los equipos para competir en el nuevo campeonato. Aunque en su mayoría estadounidense, en la liga llegaron a participar beisbolista de nacionalidad canadiense y cubana. Así, en 1943, se inauguró la All-American Girls Softball League, que sufriría constantes cambios en su nombre pero, que usualmente es recordada como la All-American League. 

Una de las razones por las que el título llegó a modificarse tantas veces fue por el tipo de deporte practicado; en principio se trataría de un torneo de béisbol pero, ante las modificaciones realizadas al reglamento, se consideraba más apropiado el término de softball. Este cambio de reglas pretendía favorecer a las jugadoras, haciendo los partidos más atractivos. En realidad, el exjugador Jack Sheehan no sólo modificó el reglamento de beisbol, sino que diseño uno para mujeres. Este nuevo reglamento, pretendía hacer una combinación entre el béisbol y el softball, permitiendo al juego mantener su esencia al tiempo que se adaptara al estilo de las jugadoras. 

El nivel de la beisbolistas era considerablemente bueno, incluso, muchas de ellas pertenecían a equipos semiprofesionales, no obstante, su condición física era difernte a la de los hombres, por lo que fueron la pelota y las distancias entre bases dos de los cambios más significativos en el deporte. La redonda de cuero vio aumentada su circunferencia, pasando de nueve a doce pulgadas. Con ello, se buscaba mejorar el bateo de las jugadoras, dándoles un mayor margen para generar hits y jonrones que les permitieran incrementar sus puntos en cada entrada. 

Asimismo, contrario a reducir las distancias, se incrementó la distancia entre las bases, dando mayor espacio para el bateo. Entre las reglas de béisbol que se decidió no modificar, se encontraba el robo de base, que se convirtió en una constante en los partidos. De esta manera, las beisbolistas lograron no sólo un gran nivel de juego, sino que Sheehan obtuvo el resultado esperado cuando las gradas en los estadios se llenaban casi en su totalidad. El softball, dejaba de ser una simple versión del beisbol para mujeres, y se consagraba como un verdadero deporte. 

Por supuesto, la popularidad de la liga no se siempre etuvo relacionado de la calidad de las jugadoras pues, desde un principio, se dispuso que los equipos debían jugar, no como hacían los besibolistas profesionales, sino con un uniforme distinto. Es por ello que, las jugadoras vestían falda durante los encuentros, una prenda que debía estar quince centímetros arriba de la rodilla. Aquello, según los administradores, daría libertad y comodidad a las jugadoras, aunque no había duda que el propósito de dicha vestimenta era privilegiar la vista de los espectadores varones. 

Sin embargo, y aunque la mayoría de los asistentes eran mujeres y niños, las jugadoras mostraron un atractivo mayor al de su físico. La competitividad y talento mostrado, superaron cualquier expectativa, y los estadios parecían recobrar la pasión que la guerra les había arrebatado. Estampas, gorras, camisetas y figuras con la imagen de las jugadoras, fueron vendidos en todo el país. Los nuevos seguidores del softball comenzaban a tener su equipo y jugadora favoritos, lo que permitió la consagración de diferentes beisbolistas, llegando a ser consideradas como ídolos. Equipos como The Rockford Peaches o The Peoria Redwings se volvieron de los más reconocidos en Estados Unidos, además de jugadoras como Shirley Burkovich, Maybelle Blair o Terry Donahue. 

Ésta última, de origen canadiense, ha adquirido mayor fama gracias al documental que retrata parte de su vida (A Secret Love). En él, Terry Donahue cuenta, entre otras cosas, lo que la All-American League representó para las mujeres en Norteamérica. Recibir un salario por practicar un deporte era algo inusual que, no obstante, representó un paso importante para el género femenino. Durante las prácticas de reclutamiento, Donahue fue golpeada por una bola, lo que le provocó una herida en la ceja. La sangre brotaba de su rostro pero, contrario al consejo de abandonar la prueba, la que sería una de las mejores cácher del torneo, optó por una venda y su fuerza de voluntad para seguir jugando. "Hacíamos algo diferente cuando lo diferente no era bueno" dice Terry refiriéndose a la manera en que eran vistas las mujeres deportistas en una época donde lo correcto era ser buenas madres y esposas. 

Vale la pena mencionar que, Terry Donahue, se enfrentó no sólo a los estereotipos deportivos, sino también a la homofobia de los años 40's en EE.UU.; su relación con Pat Henschel se mantuvo oculta por más de cincuenta años hasta que, finalmente, con apoyo de su familia, decidieron contraer matrimonio. Por supuesto, como la historia de Terry, han existido muchas otras, pero su testimonio nos permite entender la voluntad y deseo de las mujeres por tener la oportunidad de practicar, y ser, lo que más les apasiona. Actualmente, existe un número considerable de equipos de softball en el mundo pero, sólo dos países lo practican de forma profesional, por lo que es importante apoyar y fomentar este deporte, que también es un derecho para las mujeres. 

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