Jugar con valor

 

Foto: BBC


De Afganistán. 

Khalida Popal formó parte crucial en la formación de la Selección Nacional (Femenina) de Afganistán. De aquel momento, Popal todavía recuerda el llanto que les produjo escuchar su himno por primera vez como equipo. La ya retirada futbolista, comenzó a practicar fútbol durante su adolescencia. En aquella época, Afganistán se encontraba bajo la toma de los Talibanes, por lo que, Khalida y sus amigas debían practicar deporte a puerta cerrada, ocultas para no ser detenidas. Como gran parte de la afición al balón, Khalida todavía recuerda aquella primera vez pateando la redonda. "Fue fantástico, nos reímos mucho y en verdad disfrutamos de jugar fútbol" declaró hace unos años para la BBC. 

Eventualmente, las mujeres afganas lograron la formación de la primera selección femenil, debutando en 2007. En su primer encuentro, vencieron 5-0 al equipo formado por las Fuerzas Internacionales de Asistencia para la Seguridad. El encuentro se disputó en el Estadio Ghazi, en Kabul, lo cual provocó que aquello representará algo más que un simple partido. Años atrás, los centros deportivos fueron utilizados por la talibanes como centro de ejecución. Así, donde decenas de personas fueron asesinadas, las futbolistas afganas conquistaban su primer triunfo. De alguna manera, la victoria de la Selección afgana, fue también una victoria contra la guerra. Aquel día, Khalida conoció el poder de un balón, para cambiar al mundo y la historia. 

Como suele ocurrir, el fútbol sirvió a muchas mujeres afganas para empoderarse, y en el momento en que comenzaron a  reconocer sus capacidades, la cultura machista de Afganistán se sintió amenazada. Fue tal el miedo de los hombres que, apenas cuatro años después de la formación del equipo nacional (femenil), se hicieron presentes las posturas en contra, además de las amenazas contra las futbolistas. Por esta razón, en 2011, Popal tuvo que abandonar su país pues, pese a solicitar protección a su gobierno, ninguna autoridad estaba dispuesta a protegerla. Entonces Khalidad encontró refugió en Dinamarca, donde más tarde comenzaría un nuevo proyecto. 

Motivada por su propia historia, Popal siguió trabajando por la equidad y, desde su nuevo hogar, fundó Girl Power. Una organización que, a través de la educación y deporte, promueve el empoderamiento y unidad entre mujeres jóvenes. Trabajo que fue reconocido en 2021 por la UEFA, otorgándole a Khalida el premio al Juego Igualitario (Equal Play Award). Gracias a su labor, se han roto estereotipos alrededor de las futbolistas, y se ha conseguido promover el valor de la igualdad en nuevas generaciones. Quizá, Khalida Popal jamás sea reconocida como se hace con los soldados pero, sin importar el número de condecoraciones, ninguna bastaría para honrar el valor, servicio y mérito que ha tenido para con el fútbol. 


Información recuperada de: BBC. 


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