Las virtudes de la hospitalidad
De Londres, Inglaterra.
En el último año, la plantilla femenil
del West Ham United ha dado la bienvenida a once futbolistas y un nuevo director
técnico. Se trata de Olli Harder, entrenador de origen neozelandés, con experiencia
en Estado Unidos, China y Noruega. Después de la catastrófica temporada que
marcó el final de Matt Beard al frente de las Hammers, la llegada de Harder se sumó a una ola de cambios en el
club. El equipo comenzaba un periodo de reconstrucción, por lo que la
adaptación de los recientes fichajes, una nueva visión de juego y la solidez de
otras escuadras, auguraban una temporada difícil para el West Ham. No obstante,
contra todo pronóstico, Harder ha conseguido un buen balance de partidos, con
dos victorias, dos derrotas y un empate. Todo a través de las bondades de la
gentileza.
Es fácil imaginar un tapete a la entrada
del vestuario donde se lee Welcome Home
pues, lo que transmite este equipo es la solidaridad y trabajo de una familia. En
una época plagada de esquemas complejos, Harder apuesta por el valor de la
hospitalidad. Su arribo a Londres se vio marcado por la incertidumbre de la
pandemia que, hasta hace uno año, no daba ninguna tregua. Sin embargo, ha sido
la experiencia de enfrentarse con diferentes retos, lo que le ha permitido mirar
a sus jugadoras como un espejo. Tener que convivir con un idioma y cultura
distintas, le ayudó a empatizar con lo ajeno que puede ser un nuevo vestuario, principalmente
para aquellas futbolistas provenientes de un país distinto.
Ese fue el caso de Yui Hasegawa que, después
de debutar en Europa con el AC Milán, se incorporó al West Ham United durante el
verano pasado, siendo la segunda jugadora japonesa activa en la FA Women’s
Super League. En otro contexto, llegar a tierras británicas, pudo ser un cambio
difícil pero, Yui se incorporó a una plantilla donde los vínculos y buena relación
resultan indispensables. Mientras el perfil técnico y físico suele ser la
prioridad para otros equipos, a Harder solo le interesaba contar con
futbolistas que compartieran una misma mentalidad. De esa forma, el principal
trabajo de Olli ha consistido en construir una comunidad, basada en el diálogo y
la colectividad. Estrategia que le ha valido ser uno de los equipos más
regulares en la liga, con buen paso también en la Continental Cup.
Antes del inicio de temporada, las aspiraciones del West Ham se reducían a no terminar en el fondo de la tabla, aunque eso ha cambiado después de cinco jornadas. Su juego valida la filosofía de su entrenador. El estado anímico de las futbolistas es clave. La determinación y entusiasmo se traducen en presiones altas, carreras constantes y presencia en el campo rival. En cambio, las labores defensivas y errores se multiplican cuando se sienten agobiadas. Detalles que nos recuerdan que Harder apenas comienza su segunda temporada a cargo de este equipo que, en su mejor día, parecen llevar toda una vida jugando juntas. El método del neozelandés parece desentonar con el futbol moderno pero, es esa rebeldía la que nos recuerda que el futbol es un deporte colectivo, donde la unidad debería privilegiarse con mayor frecuencia.
Información recuperada de: Sky Sports.
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