El holandés errante

 

Foto: Facebook (Alexia Putellas)


De Barcelona, España. 

Pasaron 145 días para que el Barcelona regresará a competiciones europeas. Fue el Johan Cruyff quien abrió sus puertas para recibir a las campeonas de Europa. Previo al encuentro, Alexia, Jenni, Paños y Paredes fueron homenajeadas como las mejores futbolistas de la temporada 20/21, además del reconocimiento a Putellas como la mejor futbolista por parte de la UEFA. Una vez los dos equipos salieron al campo, las partituras de Erik-Jan Grob inauguraron una nueva etapa para el Barça en esta competición. El deseo por una hegemonía al estilo de Frankfurt u Olympique de Lyon es latente, aunque el palpable crecimiento en los equipos pueda dificultad, más no imposibilitar, el dominio del Barcelona. Un panorama que Alexia parece tener claro, con esa mirada firme en el rostro. Así entraba en el campo, conociendo el camino que ha de recorrerse para poder coronarse.

El debut blaugrana se dio frente al Arsenal, rival directo en la fase de grupos. En su historial, el equipo catalán ha sufrido de contundentes derrotas como de gloriosas victorias ante cuadros ingleses, por lo que no había lugar para subestimar a las Gunners. Sin embargo, bastaron los primeros minutos para entender que, el buen juego del Barcelona no ha sido una coincidencia, ni tampoco la inercia de los triunfos conseguidos en liga. En el campo se honró el legado de la escuela neerlandesa, instaurada por la leyenda que da su nombre al estadio donde Mariona, Oshoala, Putellas y Martens marcaron los primeros goles de la temporada en Champions. Muy tarde en el encuentro el Barcelona padeció la entrada de Parris y Heath, que revolucionaron el medio campo logrando fabricar el único tanto a favor del cuadro londinense.

No obstante, los pocos sobresaltos que pudo tener el equipo blaugrana sirvieron para exhibir su capacidad en todas las zonas del campo. En el fondo, Mapi León paralizó a la grada cuando luchó cada centímetro de césped, incluyendo la línea de cal debajo de los tres palos. La defensa del Barcelona tuvo un gran mérito, anulando a la máquina goleadora que representa Viviane Miedema. La neerlandesa navegó entre buques blaugranas hasta naufragar. Bonmatí invalidó toda jugada que la número ‘11’ intentó, hasta el punto de verla desaparecida todo el encuentro. Cuando finalmente se convirtió en un fantasma aislado dentro del campo, llegó el cambio, y con él la cara hastiada de Miedema en el banquillo. Ninguna prueba tan contundente de lo que el Barcelona es capaz de lograr como lo hecho ante el Arsenal. Un equipo que en Inglaterra no ha encontrado equipo capaz de vencerle, pero en Catalunya deambuló sin rumbo fijo.  


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