De Tokio 2020 (#WeThe15)
De Japón.
La madrugada de
este martes se ha encendido el pebetero paralímpico en tierras niponas. Esta es
la primera vez que la capital japonesa alberga, de manera paralela, los Juegos
Olímpicos y Paralímpicos de verano. En medio de una crisis mundial, Tokio ha
escrito ya el primer episodio entre tantas gestas por alcanzarse en las
próximas dos semanas. La ceremonia de inauguración nos ha inspirado y
maravillado, con sus colores y fuegos artificiales dando vida al Estadio
Olímpico Nacional.
Desde el desfile de
naciones, el deporte nos ha recordado su capacidad para unir y traspasar fronteras.
En un momento insólito, la bandera de Afganistán apareció sin sus atletas,
recordando que ninguno de ellos o ellas puedo salir de su país, dejando un
mensaje de solidaridad y esperanza. Valores que los y las deportistas trasmitieron
al marchar con alegría y optimismo ante un estadio vacío. La histórica primera
aparición de Macedonia en unos Juegos Paralímpicos (JJPP), la presencia de la
histórica Omara Durand, y la entrada del equipo de refugiados, propiciaron el
ambiente adecuado para la historia a punto de comenzar.
El escenario se transformó
por medio de luces en un aeropuerto, donde se presentó la historia de un
pequeño avión con una sola ala. Así, entre representaciones que daban vida a
este increíble cuento, se proclamaron los discursos y el juramento paralímpico.
Finalmente, llegó el momento de ver arder el fuego que iluminará el talento de
cada deportista. Fueron tres medallistas los encargados de iniciar la chispa,
entre ellos, Yui Kamiji, paratenista ganadora de más de veinte Grand Slam, en
las categorías individual y dobles. Así, emulando al monte Fuji, Japón brilló,
una vez más, con el espíritu invencible de cada hombre y mujer que, a partir de
mañana (tiempo de Tokio), buscarán escribir su nombre en oro, plata y bronce.
Imposible imaginar que, aquellos juegos en Stoke Mandeville, promovidos por el doctor Ludwig Guttman en 1948, sean ahora recordados como los primeros Juegos Paralímpicos de la historia. Curioso podría resultar también que, a diferencia de los Juegos Olímpicos, el fuego paralímpico sea encendido en Londres, para recordar y honrar el legado de un hombre que vio en el deporte una oportunidad para crecer, superarse y sanar. Una visión que, ahora más que nunca, el mundo entero haría bien en recordar y abrazar, alentando a sus atletas y dejándose motivar por ese quince por ciento de la sociedad que también cuenta, que lucha, que gana, que vive.
Comentarios
Publicar un comentario