Sin reflectores
De Europa.
Futbolistas como
Pelé, Cruyff, Marta o Rapinoe podrán ser recordados por generaciones, sin
embargo, muy pocos guardarán en su memoria nombres como el de Ebenezer Cobb Morley.
Nacido en Inglaterra, el fundador del Barnes Football Club, Cobb Morley fue el
encargado de presidir, durante 1863, una serie de juntas que resultaron en las
primeras normas formales del futbol. Sin embargo, lo que resulta más preocupante
es que, el nombre de mujeres contemporáneas se encuentre tan, o más abandonados
que el de uno de los padres del futbol.
Un nombre poco conocido
del futbol moderno es el de la catalana María Teixidor, líder de la revolución
blaugrana al interior del club. Socia del FC Barcelona desde los 16 años,
Teixidor fue consciente desde muy temprano de la ausencia de mujeres en la
institución. La ausencia de modelos femeninos dentro de la industria del
balompié la llevó a trabajar en el club blaugrana, por quien ficho en 2015, llegando a ser directora
deportiva de la rama femenil en 2018. Estando al frente del equipo, Teixidor sumó
a su experiencia las dificultades que las futbolistas habían y seguían enfrentando
en busca de su sueño como profesionistas. No obstante, entendió que para
reivindicar al género femenino se necesitaba más que una estructura deportiva, llegando
a trabajar en diferentes áreas que permitieran optimizar los resultados de la
entidad.
Aspectos como la
salud de las futbolistas y la publicidad del equipo debían cambiar adoptando la
perspectiva de género. Para ello, se integraron a mujeres dentro de los
procesos deportivos, así como en el desarrollo de un sello para distinguir al cuadro
femenil. Abandonar las prácticas tomadas del futbol varonil permitió a las
jugadoras mejorar su desempeño; cambios en la alimentación, entrenamiento y diálogo
lograron impulsar a las futbolistas, sobre todo a nivel europeo. Asimismo, la
inclusión de la mujer en la historia del Barcelona era una de las prioridades
de María, por lo que, en el vestuario del Johan Cruyff Arena se lee una
adaptación femenina del himno del Barça. “¿Dónde estaríamos si a lo largo de la
humanidad le hubiéramos dedicado lo mismo a las mujeres?” es una de las
interrogantes que definen la lucha y trabajo de una de las directivas más
importantes en el futbol.
Para sorpresa de muy
pocos, los deportes de motor son uno de los espacios con menos oportunidades
para las mujeres, algo de lo que Catherine Bond Munir se percató cuando la participación
femenina en otras disciplinas, como el criquet o rugby, comenzó a crecer. A
partir de ese momento, la actual directora de la W Series, se planteó un
proyecto para impulsar la participación de mujeres dentro del automovilismo. Sin
embargo, conseguir inversionistas no fue fácil, pues en múltiples ocasiones se puso
en duda la rentabilidad y proyección de la competición. Asimismo, se opinó que
sería mejor ver a hombres y mujeres correr juntos, pero esto, en palabras de la
propia Catherine, sería insuficiente ya que, la subrepresentación prevalecería.
Por suerte, Munir fue conectada por un inversionista que prometió incrementar
la inversión si el proyecto lograba crecer.
De esa forma, segura
del éxito que tendrían las carreras de mujeres, Munir hizo debutar la W Series
en 2019. Las seis rondas disputadas fueron vistas por 320 millones de personas alrededor
del mundo, posicionándose en apenas un año como el segundo deporte femenino más
visto en el Reino Unido. Por supuesto, la pandemia por COVID-19 resultó un reto,
teniendo que suspender la temporada 2020 y reajustar las finanzas. Pese a ello,
se obtuvo el apoyo de nuevas marcas, entre las que destaca Puma, que se
convirtió en uno de los nueve equipos que actualmente participan en la
competencia. Además, la W Series está comprometida con sus pilotas, principalmente
en el aspecto económico. Lo anterior, partiendo del hecho que, las carreras de
motor son uno de los deportes más caros, alejando a muchas mujeres de las
pistas. Al respecto, Munir ha logrado financiar en gran parte las carreras de
las dieciocho pilotas que hoy en día corren la W Series.
Volviendo en la
historia, casi un siglo atrás, en 1922, Alice Milliat se convirtió en otro de
los nombres pocos frecuentados pero, a los que verdaderamente se les debe
mucho. Desde 1920 Milliat había fomentado el deporte entre las mujeres por lo
que, dos años más tarde, decidió celebrar los primeros Juegos Mundiales Femeninos
en París, esto como respuesta a la exclusión de las mujeres de las Olimpiadas.
Un evento reprobado por el Comité Olímpico Internacional (COI) pero que, en
1926 se repitió, esta vez en Suecia. Su buen recibimiento y apoyo de la mayoría
de la gente obligó al COI a ceder ante la postura enarbolada por la Federación
Deportiva Femenina Mundial, fundada por la misma Alice Milliat. En principio se
aceptó la participación de mujeres en cinco pruebas de atletismo, por lo que
los Juego Mundiales Femeninos tuvieron otras dos ediciones, en Praga 1930 y
Londres 1934. Finalmente, de manera paulatina, los Juegos Olímpicos ampliaron
el número de disciplinas en las que eran bienvenidas las mujeres, logrando una igualdad
a la fecha difusa.
Inevitablemente,
resulta fácil recordar los nombres de quienes han sido héroes y heroínas en el
deporte, no obstante, reconocer a quienes han hecho posible aquellas historias
es de suma relevancia, sobre todo en las ramas para mujeres. Recordar el nombre
de las pioneras se convierte en una manera no solo de agradecimiento, sino de
continuar el legado por el que lucharon. Por ellas, el mundo del deporte se ha
comenzado a equilibrar, y aunque las brechas entre sexos y géneros sigan siendo
amplias, éstas se comienzan a reducir gracias al trabajo de muchas, que
lamentablemente, la historia ha de olvidar.
Información recueprada de: Forbes, Marca, Newtral.
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