Jugarse la vida
Del mundo.
En el deporte es
recurrente la expresión arriesgar el
físico, atribuida a aquellas ocasiones en la que los jugadores se exponen a
un posible daño, sobre todo cuando existe la posibilidad de recibir un duro
golpe. No obstante, la realidad del mundo deportivo, vista a través de la medicina,
es la de un constante y degenerativo daño en la salud, principalmente en
aquellas personas expuestas al contacto. Un tema poco frecuentado pero que, debería
ocupar un lugar importante en la vida de todo atleta. Lamentablemente, las
enfermedades derivadas del deporte parecen intrascendentes hasta que las
consecuencias rebasan el espectáculo que persiguen las grandes competiciones.
Jeff Astle es, posiblemente, uno de los nombres más conocidos en el balompié, aunque desafortunadamente sea por sufrir una de las muertes más trágicas para la comunidad futbolística. El centro delantero originario de Inglaterra falleció en 2002 cuando, incapaz de expulsar la comida de su boca, terminó ahogándose con su propio alimento. Al respecto, el neurólogo Willie Stewart realizó un estudio sobre el cerebro de Astle, revelando una enfermedad neurodegenerativa conocida como encefalopatía traumática crónica, que afecta considerablemente las funciones del cerebro. Aquel diagnóstico, aunado a los resultados arrojados por el equipo de trabajo de Stewart, demostraron una conexión entre el deterioro cognitivo y la práctica del futbol, con énfasis en los golpes recibidos en la cabeza.
Por supuesto, si hablamos de afectaciones cerebrales a causa de golpes, es inevitable pensar en los jugadores de futbol americano. El deporte más popular entre los estadounidenses, es también uno de los más dañinos para el cerebro. Al respecto, el ex tacle defensivo, Warren Sapp, admitió sufrir complicaciones en su salud provocadas por el deporte, padeciendo de pérdida de memoria, una condición que no muchos jugadores logran admitir. Además, se ha demostrado que, los impactos en la cabeza, producen dificultades como trastornos de humor, comportamientos agresivos y pensamientos suicidas. En este sentido, recordamos los casos de violencia familiar protagonizados por Ezekiel Elliet y Kareem Hurt, además del lamentable suicido de David Duerson quien, en una nota final, solicitó donar su cerebro al banco de investigaciones de la NFL.
Entre los deportistas más expuestos durante la practica de un deporte, sin duda, se encuentran los pilotos de la Fórmula 1, que no solo corren con el peligro de sufrir un accidente en pista, sino también con el riesgo que la fuerza centrífuga y las altas temperaturas suponen. Todavía con pocos estudios al respecto, es evidente que las aceleraciones, frenadas y curvas ejecutadas por los pilotos alteran su estado físico. La presión a la que los corredores son sometidos multiplica el peso de la cabeza, además de aumentar el flujo de sangre a hacia la parte inferior del cuerpo. De ahí la importancia de ejercicios que refuercen los músculos cervicales. En cuanto a la respiración, los pilotos pueden encontrarse en estado de apnea en varias ocasiones, alterando su oxigenación.
El calor es otro factor que puede afectar la salud de pilotos de la F1, ya que la temperatura en el auto puede subir hasta 20 grados más que en el exterior. Aquello obliga a los pilotos a mantenerse hidratos de manera constante pues, la pérdida de líquido, sumado al esfuerzo que representa controlar el monoplaza, pueden hacerles perder varios kilogramos en cada carrera. Sobre esto, la dieta de los deportistas en general es muy importante. La sobrecarga de entrenamiento y restricciones de alimentos, han producido en atletas desordenes alimenticos, con mayor frecuencia entre los hombres y mujeres que practican disciplinas con diferentes categorías de peso o donde la estética juega un papel importante. Boxeadores, taekwondoínes y gimnastas, se someten a tratamientos para disminuir y, en algunos casos, aumentar de peso, que terminan afectando su metabolismo, entorpeciendo la correcta absorción de nutrientes y vitaminas.
Tal vez, al reconocer
algunos de los daños causados por la exigente demanda del deporte, aquella
mítica frase de Saramago tenga mayor sentido. “Todo el mundo me dice que tengo
que hacer ejercicio, que es bueno para mi salud. Pero nunca he oído a nadie
decirle a un deportista: tienes que leer” escribió el ganador del Nobel, haciendo
alusión a la ignorancia que los y las deportistas tiene respecto de algunos
temas, como las secuelas del ejercicio a nivel profesional. Un aspecto que, aficionados,
directivos y organizadores deberían contemplar también, sobre todo cuando se
exige el máximo a hombres y mujeres que parecen nunca detenerse, compitiendo al
máximo con apenas un respiro entre cada partido o evento.
Información recuperada de: "Alerta por el daño cerebral que provoca el fútbol", El País. "Las secuelas de ser jugador de fútbol americana", La Vanguardia. "F1: ¿Qué efecto tiene la velocidad en los pilotos", Red Bull.
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