Poner el cuerpo
Foto: The 18
De la Modernidad.
En 2018, la tenista Serena Williams, protagonizó una de las discusiones más escandalosas en la historia del deporte. La jugadora norteamericana, se enfrentó al árbitro durante la final del US Open cuando éste castigo su conducta durante el partido. Entonces, la que para muchos es considerada la mejor tenista en la era abierta, alzó la voz sobre cómo la condición de mujer representaba una desventaja. A partir de tal evento, la tenista haría una serie de declaraciones entre las que destaca una que se refiera a la manera en que se concibe la sexualidad en el deporte, especialmente la femenina.
En este sentido, muchos sabrán de algún caso de acoso u hostigamiento, por parte de aficionados, medios y público en general, hacia alguna deportista. Desde comentarios inapropiados, hasta conductas que faltan al respeto y a las normas, han sido dados a conocer, con mayor énfasis en los últimos años. Los cuerpos de
las mujeres, por mucho tiempo, han sido vistos como objetos sexuales en muchas
sociedades, quitando importancia a sus logros alcanzados.
En diferentes medios (deportivos), se encuentra una reflexión sumamente alarmante: mientras a los hombres se les enseña
a hacer deporte, a las mujeres se les enseña a hacer ejercicio (físico). Una
idea que, una vez analizada, arroja una conclusión relacionada con el machismo y prejuicios arraigados hasta nuestros días. Sin embargo, antes de reflexionar al respecto, es necesario distinguir entre deporte y ejercicio. El deporte se refiere a una actividad física de carácter competitivo, en tanto, el ejercicio es entendido como una
práctica física para conservar el cuerpo y salud en estado óptimo. Ahora bien, una vez comprendida la diferencia, podemos pensar ciertas conclusiones respecto de cómo es entendida la actividad física.
Primero, sobre la
manera en que los deportes han sido, por mucho tiempo, exclusivos del género masculino,
generando una idea errónea sobre la inferioridad de la mujeres, o su
incapacidad para practicar alguna disciplina, el fútbol, por ejemplo. No es
mentira que, en diferentes países, como Brasil y Alemania, el balonpié era sólo
para hombres, y que muchas mujeres tuvieron que abandonar su país en busca de
una oportunidad. En segundo lugar, hay que resaltar la forma en que se ha
educado a las mujeres durante tantas generaciones, haciéndoles creer que hacer ejercicio tiene como única finalidad perfeccionar su cuerpo. Una idea que trae como consecuencia el estereotipo de la
mujer delgada, de bustos y glúteos firmes, y que únicamente repercute, de
manera incorrecta, en las aspiraciones y razones de una mujer dentro del
deporte, por no mencionar el aspecto emocional y cultural que involucra.
Asimismo, es importante reflexionar
sobre la manera en que se concibe la sexualidad dentro de la cancha. En otra de sus declaraciones, la multiganadora de Grand Slams, Serena Williams señaló que, cuando un tenista (hombre) se quita la playera para cambiarse en frente de la grada no recibe una sanción,
como sí la puede tener una mujer que, después de horas sudando, decide cambiarse
la ropa como muchos acostumbran (en el tenis). Una situación que, en realidad, se puede presentar en cualquier deporte. En el fútbol, cuántas veces no se ha visto a jugadores quitarse la
playera para celebrar o porque requiere de una nueva camiseta, ya sea que se haya manchado de sangre o roto. Entonces los comentarista no emiten opinión alguna y los diaros no temen poner la imagen como portada.
No obstante, cuando se trata de una mujer, la prensa no duda en sobresaltar el físico de la futbolista, mientras algunas personas las señalan de exhibicionistas. Es verdad, la fisionomía masculina y
femenina son claramente distintas pero, la verdadera problemática no está en
el cuerpo humano, sino en la percepción que se tiene de éste. Para los hombres
es muy fácil mostrar su cuerpo porque históricamente ha sido tratado como algo natural, mientras a la mujer se le ha
limitado su libertad sexual.
Algunos nombres como Alex Morgan o
Norma Palafox, ha tomado fama, no por sus títulos mundiales, ligas ganadas,
goles marcados o récords, sino porque algún medio ha difundido imágenes enfatizando
su cuerpo. Por supuesto, hay que señalar que, apreciar y
reconocer la belleza de una mujer, u hombre, no es algo incorrecto o despreciable, siempre que se respete su dignidad y profesión. Es cierto, también existen casos en que los jugadores han sido acosados sexualmente, no obstante,
éstos son considerablemente menos comparados con los de las deportista.
Es por ello que, la
reflexión que se busca es entender la manera en que las mujeres, especialmente las que
practican algún deporte, ven violentada su sexualidad. Si bien el deporte contribuye a tener un mejor cuerpo, éste no siempre es el objetivo principal, pues el sacrificio y trabajo que muchas mujeres hacen es en gran parte para
elevar su calidad y rendimiento deportivo. Es por esto que debemos combatir los comentarios obscenos, los
actos depravados y conductas violadoras de derechos, comenzar a valorar a las deportistas como tal, y ser respetuosos de la sexualidad de cada una.
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